Juan Manuel Pineda

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se sometió a la llamada “prueba del ácido” el pasado sábado 23 de marzo, al asistir a la inauguración del moderno estadio de béisbol de los Diablos Rojos de la Liga Mexicana de Verano.

AMLO se enfrentó al llamado “monstruo de las mil cabezas”. Y no, no le fue bien.

El abucheo fue un “trago amargo” que AMLO tuvo que reconocer al tratar de descalificar a quienes lo rechazaron llamándolos “porra del equipo Fifí”.

La prueba del ácido es, estrictamente, un indicador aplicado en asuntos financieros.

Se trata de una prueba de liquidez, un índice financiero, que indica o mide la capacidad inmediata para el pago de deudas u obligaciones a corto plazo.

En la jerga política y en términos de opinión pública, la prueba del ácido se refiere a la percepción social como resultado de la exposición pública, sin ningún tipo de control, de un candidato o autoridad.

En la política, el resultado de la “prueba del ácido” se resume, coloquialmente, en ”la cosecha de lo que siembras”.

El béisbol, según se dice, es el deporte preferido de AMLO y lo sucedido en la inauguración del estadio de los Diablos Rojos del México no será un grato recuerdo para AMLO.

Tiene razón la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, al referir que los abucheos de los aficionados y la respuesta de AMLO son parte de la libertad de expresión consagrada en la Constitución.

Sin embargo más allá del ejercicio de ese derecho y de la confrontación entre AMLO y los miles de aficionados, para la titular de la Secretaría de Gobernación y el propio Presidente de México, el resultado de la “prueba del ácido” no es cosa menor y la valoración no debe ser tan simplista.

En eventos públicos con nutrida asistencia de acarreados, absolutamente controlados,  a cada instante predominan los aplausos y vítores a los dichos de AMLO.

En un evento sin acarreos, libre, como ocurrió en el estadio de los Diablos Rojos del México, la reacción de los presentes fue abrumadoramente adversa y esto es un rotundo revés a las empresas encuestadoras que otorgan altas calificaciones a la popularidad de AMLO.

Y el rechazo a AMLO en el estadio de los Diablos Rojos del México, es una advertencia para corregir lo necesario en el rumbo del país.