San Politikón

La comunión

 

Juan Manuel Pineda

 

Es un momentos único, íntimo, irrepetible en el corto plazo: la comunión, en cada casilla, entre los ciudadanos, marcadores y las boletas electorales.

Ese momento es, de fondo, la comunión de ideales de millones de electores.

Se trata de ejercer la expresión más pura del ser libre…libre de decidir, libre de elegir.

El próximo 1 de julio cada elector tendrá en sus manos el destino de México por la vía civilizada, utilizando una poderosa herramienta: su voto libre y secreto.

Voto, además, plenamente razonado. Al menos es lo ideal, lo esperado, para que sea verdaderamente útil.

El voto razonado debe desprenderse, por ejemplo, de la recurrente información amañada de encuestadoras, de la mercadotecnia electoral que con mensajes- injuriosos los más- bombardea a la ciudadanía utilizando los diversos medios de comunicación, también de los enconos partidistas y de las reyertas entre candidatos.

El sufragio será verdaderamente útil al ejercerlo conscientemente, en función de las experiencias vividas y del país que anhela para usted y los suyos en el corto, mediano y largo plazo.

Un voto, pues, plenamente convencido de que tal o cual propuesta está orientada a alcanzar el bienestar común.

Las elecciones concurrentes del 2018 son atípicas, por tanto constituyen un ejercicio democrático que pone a prueba a mujeres y hombre, jóvenes y adultos.

La lista nominal para la jornada electoral del 1 de julio, incluye a 87 millones, 838 mil 148 mexicanos con derecho a votar, de un padrón electoral conformado por 89 millones 837 mil 977 ciudadanos.

Para darnos una idea del poderío del voto 2018, valoremos un precedente estadístico: del año 2006 al 2012, la lista nominal creció 8.29 millones, mientras que de 2012 a 2018 se incrementó en 8.3 millones de electores.

Algo que debemos reflexionar, es que el voto 2018 representa una esperanza de igualdad y equidad para aproximadamente 50 millones de mexicanos que sobreviven en condiciones miserables.

Es absolutamente denigrante la desigualdad que enfrentan millones de familias y el voto mayoritario, con plena conciencia social, significa una inmejorable oportunidad de propiciar mayor calidad de vida para quienes menos tienen.

El voto, libre y secreto, en esos minutos de intimidad en la casilla electoral, representa más que una serie de boletas que se deben marcar.

Será, ante todo, una herramienta para romper con fuerza las inercias que hacen inviable un Estado democrático.

Para que México esté a la altura de las tendencias del desarrollo global, pero sobre todo que sea un país donde se multipliquen mejores condiciones sociales, indudablemente la jornada electoral 2018 debe ser el parteaguas,

No olvidemos que así como tenemos derecho a sufragar de manera libre y secreta, también existe la obligación de todos para vigilar que la decisión tomada realmente cuente.

Las malas prácticas electorales deben llegar a su fin, pese a las resistencias.

El rumbo de México, es –debe ser- responsabilidad de todos.

 

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