Comentario

TRAGEDIAS POR DOQUIER

Jorge Meléndez Preciado

Aún estamos impresionados por el sismo en Chiapas,  Oaxaca y Tabasco, más   los huracanes y las lluvias que han golpeado, como siempre ocurre,  a los desvalidos, cuando en la Ciudad de México sentimos el 19 de septiembre, a 32 años del temblor  de 1985, otro movimiento de tierra  que ha traído muertes y destrucción aquí, en Puebla y en Morelos. En esta última entidad  fue el epicentro de 7.1 grados Richter.

Los daños hasta ahora, que seguramente se ampliarán son:  230 muertos (Sin Embargo, 20 de septiembre), de los cuales hay 93 en la Ciudad de México, 43 en Puebla, 13 en Morelos, igual número en el Estado  de México  y algunos más en otros lugares; y se contabilizan   750 lesionados. Los rescatistas han salvado, cuando menos, a 52 personas.   Hay miles  todavía sin energía eléctrica, la cual estuvo ausente  siete horas (el señalado 19 de septiembre)  en la mayoría de la gran capital.

Reportes diversos, especialmente en las redes sociales, nos muestran edificios caídos en las colonias Del Valle y Narvarte; 38 edificios derrumbados; 8 mil casas dañadas en Iztapalapa y 27 edificios en la Cuauhtémoc. Deterioros  incluso en la iglesia de Coyoacán (foto de Alejandro  Meléndez).  Un centro comercial en Calzada de Tlalpan y Miguel Ángel de Quevedo colapsó, aunque extrañamente no se reportan víctimas.

Hay varios atrapados en un edificio en la Condesa (Álvaro Obregón, número  286).

Nuestra compañera,  Laura Elena Padrón, nos informó que una edificación se vino abajo a dos cuadras de su casa; cerca de Radio Educación. Donde por cierto, la productora Alma Martínez informó  que en la estación cultural se reciben víveres y apoyos para la inmensidad de damnificados. Algo indispensable en estos tiempos de calamidades al por mayor.

Las clases en las escuelas primarias y secundarias estarán suspendidas hasta nuevo aviso. También en la UNAM, donde  tampoco habrá actividades. El director del MUAC, Germán Rostand, dice que se sintió fuera de serie el movimiento telúrico en CU.

Por fortuna, la electricidad, el servicio telefónico y las redes ya están funcionando para que muchos puedan decirle a sus allegados que a pesar  del susto, la ruptura de vidrios,  cuadros y otros enseres y la necesidad de recoger mil cuestiones que se cayeron, todo está relativamente bien.

Las autoridades, como es su costumbre, salieron tarde y mal. No sonó la alarma, ya que  era una entidad  donde no estaba instalada,  la cual había vibrado en ocasiones anteriores sin que viniera al caso. Y sabemos por notas periodísticas (rescatadas por  Víctor López) que en lugares como Oaxaca y Chiapas dicha  señal no puede escucharse ya que los gobernantes de aquellos estados  no pagan la luz y las bocinas están como simple escenografía trágica.

Peña Nieto estuvo en todos los medios posibles para decir que  regresó de Oaxaca inmediatamente, que puso en acción a más de tres mil soldados para el rescate de los atrapados y a varios perros que están capacitados para reconocer cuando hay seres humanos en las ruinas.  Aunque en dichos informativos se habló poco  de los famosos topos, los hombres que en 85 rescataron a miles y se hicieron famosos. Y al final tuvieron que darles su lugar, el cual merecen siempre.

El radio, nuevamente, jugó un papel especial, aunque ya hay pocos que usan  el  instrumento de pilas. Me tocó ver entre ellos a trabajadores, seguramente de la construcción, que llevaban sus aparatos y sabían a detalle  lo que ocurría.

Los mexicanos, vecinos, amigos, conocidos, estuvieron una vez más en la primera línea de fuego. Sabían que necesitaban apoyar a sus compatriotas con todo, desde rescatar lo que sea  y a quien se podía, hasta entregar alimentos, medicinas, cobijas e incluso dar alojo a quienes han perdido casi todo menos la vida y la esperanza.

Tragedias en el sureste y en el centro del país. En ambos puntos hay reclamo a las autoridades, muestras que sólo- como decía el gran José Revueltas- los jodidos ayudan a sus compañeros  de infortunios  y un ejemplo más  de que todo está prendido  con alfileres, en tanto la clase política acumula a lo bestia, degrada el medio ambiente con negocios de todo tipo y ayuda únicamente  para salir en la foto.

Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación,  fue a  un derrumbe y la multitud lo corrió. Debido a ello ya no  aparecieron más políticos. Incluso Peña Nieto mejor se fue a Jojutla, Morelos. Rechazo a los grillos por todos lados.

Los rescatistas no hacían caso de las estrellas de diferentes canales y atendían a los caídos en desgracia. Televisa, como siempre, tuvo facilidades para transmitir en los diversos  sitios donde hubo colapsos, pero miles no se guiaron por la tele o la radio sino por las redes, que pudieron a través de diferentes dispositivos móviles tener relación y hasta cercanía con la mayoría de los activistas.

Las empresas cuidaron sus instalaciones y pensaron en sus ganancias; no hubo el menor altruismo de su parte. El negocio importa más que México, que es visto como una marca cuando hay futbol u otras actividades  que dejan lana.

Infinidad  de compatriotas subieron a las redes: #PartidosDenSuDinero a la reconstrucción, ya que esos organismos de aparente interés público recibirán 12 mil millones de pesos para los comicios por venir. Aunque cuando López Obrador dijo que haría eso con Morena lo apabullaron en medios oficiales y oficiosos.

Mientras la injusticia a las mayorías continúe sin freno, cualquier llamada “desgracia natural” repercutirá en la vida de millones de forma contundente y, por desgracia, a largo plazo.

La elección presidencial está próxima. ¿Qué pasará? ¿El recuerdo de 1988 y otro fraude colosal?

Sociedad civil movilizada, para evocar a Carlos Monsiváis.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

 

 

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