Comentario

SIN APOYO Y CON MÁS PROBLEMAS

 

 

En la más reciente encuesta del periódico Reforma (Aristegui Noticias, 24 de enero), el ocupante de Los Pinos aparece con 12 por ciento de aceptación entre la población. En otros sondeos, al decir de varios analistas, únicamente tiene 9 por ciento de apoyo. No vale la pena discutir cuál es el correcto, la realidad es que jamás mandatario alguno había llegado tan bajo.

Precisamente en esas condiciones tendrá que negociar con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump,  el cual ha empezado a firmar una serie de órdenes y acuerdos para cambiar el rumbo de su nación, poniendo el acento en un nacionalismo exacerbado y tratando de congraciarse con el 38 por ciento de la población que votó por él.

No sabemos qué ocurrirá en los encuentros de Videgaray y Guajardo con nuestro vecino del norte y menos lo que podrá negociar Peña Nieto ante Trump (31 de enero), pero no hay ninguna esperanza de que salgamos bien librados de un combate  de antemano perdido. Máxime que  antes de ir al campo de batalla, se realizó un encuentro más en la Presidencia mexicana, donde se dio a conocer un nuevo decálogo (operación favorita en este sexenio, listado que nunca  ha dado resultado), más como presentación bufa, donde los aplausos a Enrique fueron sonoros y sus frases resultaron  huecas y sin sentido.

Se pidió, por ejemplo, que la deportación de mexicanos fuera legal y ordenada; algo que jamás lo han realizado los dueños del poder en Washington. También negociar un tratado que convenga a ambos países, lo cual es quimera, pues ya sabemos que en el capitalismo el fuerte impone sus condiciones. Y unas horas después de los buenos deseos mexicanos, nos enteramos que Canadá negociará por su parte sin tomarnos en cuenta; en un comunicado dijeron los dirigidos por Trudeau: “Amamos a nuestro amigos mexicanos, pero nuestros intereses nacionales están primero” (Reforma, 24 de enero). ¡Clarísimo ¡

Por ello, lo señalado por Idelfonso Guajardo, supuesto encargado de Economía, de que saldremos del Tratado si no hay beneficios para México, y lo expresado por el presidente del Senado, Pablo Escudero, del PVEM, de que estamos preparados para lo que vengan, suena a niños enojados y torpes. Resultó menos lerdo el encargado de la CTM, Carlos Aceves, el cual apuntó: es necesario que aumenten los salarios, ya que “Sólo eso contiene una posible  asonada. Hay mucha gente enojada allá afuera”.

¿Por qué la molestia?

El famoso gasolinazo, que ha traído manifestaciones en todo el país, las cuales no cesan, ha dado como resultado que la inflación sea la mayor en 18 años; en los meses recientes es de 1.5 y llegó a 4.78 por ciento; la tortilla está por las nubes y las tarifas de los transportes aumentó seriamente.

La violencia está desatada. Los homicidios dolosos crecieron 22 por ciento en relación con 2015. El año mencionado  fueron 18 mil 763 y  en 2016 llegaron a 22 mil 932. En 49 meses de Peña Nieto el número de víctimas en este rubro es de 76 mil 984. Las entidades donde hay más asesinatos son el estado de México- en el cual  habrá elecciones pronto-, Guerrero y Manzanillo, un puerto antes tranquilo. Y ya vimos lo que ocurre en Quintana Roo, el lugar de mayor turismo extranjero.

El FMI ya sentenció que este año, si bien nos va, creceremos al 1.7 por ciento, la cifra más baja en la actual administración. Pero no es una certeza, ya que  las diferentes acciones de Trump irán  desplomando el empleo automotriz.  Ello porque Ford, General Motors y Fiat- Chrysler importan de México, al año, dos millones 260 mil automóviles llamados utilitarios, o sea pequeños.

Los problemas internos y externos son vistos por la actual clase política sin proponer soluciones de largo plazo. Unos a otros se atacan sin cesar, a pesar de que todos estuvieron de acuerdo en un Pacto por México que resultó  insustancial y hasta nocivo para todos, pero nadie quiere plantear medidas radicales, únicamente simulaciones como disminuirse el salario 10 por ciento, cuando más. En tanto, abajo priva la indignación y el desconcierto.

Tiene razón Luciano Concheiro en su libro: Contra el tiempo. Filosofía práctica del instante (Anagrama, 2016). En la página 64 plantea: “Cuando se llega al límite de la velocidad de los procesos legislativos, se recurre a los decretos del poder ejecutivo” y llega “un ejecutivo unitario y enérgico, de individuos carismáticos que prometen eficacia antes que cualquier otra cosa”. Además: “Avanza así una forma de gobernar arraigada en el imperio de la discrecionalidad”.

Eso fue Peña Nieto en sus primeros dos años de gobierno y lo mismo está siendo Donald Trump. El primero ya fracasó y el segundo lo hará más pronto que tarde.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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