plazoleta

Pertinencia y eficiencia, no por desgracia política

 

 

Doce gobiernos estatales, en este año que ya atisba a su fin, terminan. Tienen relevos.  12 nuevas administraciones públicas, inician. Las catástrofes de las administraciones salientes,  fueron cobradas al PRI. Han caído en las espaldas del Presidente Enrique Peña Nieto. Dejan, caliente irritación social, cobrada en las urnas. Dejan,  gran indignación nacional, por el fuerte y fétido olor, de descomposición moral.  Este contexto, desde hace décadas, lo vivimos, principalmente, desde que al PRI lo desviaron, de sus fundamentos sociales.  De sus valores que lo hicieron, el partido político, de los pobres de México.

Seis años de 12 gobiernos estatales, con cuentas que al terminar, resultan mochas. Avaladas,  año tras año de ejercicio gubernamental, por instancias púbicas con facultades, para proceder contra los responsables, con oportunidad. ¿Por qué no se hizo en el momento pertinente? ¿Por qué hasta el final? Hay aquí, claro está, responsabilidad legal, mínimo por omisión. O por dolo, por acciones típicas punibles, si el no proceder, fue la acción querida. ¿Nueva legislación anticorrupción, del cacaraqueado Programa Nacional Anticorrupción? No. Demagogia. Mentira. Engaño. El problema no es de leyes. Voluntad para aplicarlas. Es un tema de ética.  Es un tema de ética, de quienes durante tantos años, han trabajado en los poderes judicial, legislativo y ejecutivo. Es un tema de moral individual. De moral pública. De Honorabilidad institucional. De honor personal. ¿Se va a continuar transitando, por el  mismo y deplorable camino, que nos tiene en riesgo como nación?

Esto es en cuanto a dineros. En cuanto al alto contenido humano de todo gobierno, en el que debe sustentar su ejercicio,  fueron también seis años más, dentro de ellos, los 4 de la presente administración federal, en que el país, sigue siendo una carnicería humana.

¿No duele acaso, tantos miles de mexicanos privados de su existencia, descuartizados en vida, quemados o enterrados clandestinamente? ¿No aguijonea ni lastima, este luto de miles y miles de familias y desgracia nacional, que se acumula sexenio tras sexenio? ¿No causa vergüenza o estupor, esa imagen de bestialidad con la cual el mundo internacional, nos conoce, y que seamos objeto de estudios en las ciencias de victimología, criminología y criminalísticos, hoy?

Estos doce gobiernos nuevos, ¿continuarán durante los años de ejercicio gubernamental que inician, actuando como actuaron los que se han ido? ¿Se seguirá trasladando la responsabilidad de la delincuencia organizada que es de orden federal, a los estados?  Se continuará privilegiando la inversión en seguridad en la compra de equipamiento, viáticos y simulación de formación profesional, de los operadores del sistema nacional de seguridad pública? ¿El poder judicial seguirá legitimando con criterios con alcance de fuerza de ley, las actuaciones inconstitucionales e ilegales de policías, fiscales, los mismos jueces y magistrados? ¿Se continuará con la misma policía como institución poniendo al frente a  elementos de nuestro ejército nacional, por ser iconos de patriotismo, obediencia y honor, a cambio de lograr la construcción de la policía científica y ética, que México necesita? ¿Se continuarán violentando los derechos humanos, atentando contra el debido proceso y la secrecía de las investigaciones, a través de la televisora oficial?

2017, es la víspera de la sucesión presidencial. Se ha puesto al PRI, en un proceso de recuperación, regeneración, reivindicación. Que nadie cree. Ni siquiera, al interior del partido. El peso de lo que se vive, es abrumador. Debiérase analizar, con honestidad, si tales valores, se van alcanzar, si el Partido, continua haciendo lo mismo. Encubrir y defender, fruto de negociación política,  gobiernos surgidos o no de sus colores, que desdeñen abusiva y despóticamente,  la eficiencia, el decoro, la decencia y la honradez, que debe quedar por sentado, en toda administración pública.

El que la haga, que la pague, con pertinencia y eficiencia, no por desgracia política. La política y los partidos necesitan, mente sana, manos limpias. Factum non verba.

Deja un comentario