Comentario

LLEGÓ LA VIOLENCIA Y LOS MUERTOS

 

Decíamos que Aurelio Nuño, después de las elecciones, volvió a tensar la cuerda. Y el resultado esperado, aunque no para el gobierno, fue lo ocurrido en Asunción de Nochixtlán, Oaxaca, donde hubo ocho muertos, más de cien heridos y docenas de detenidos. Curiosamente de los fallecidos, se dice, ninguno es maestro. De éstos, siete cayeron por disparos de armas de fuego y uno por explosivos.

Gracias a las fotografías de Maximiliano Núñez, de la agencia china Xinhua, y de Alberto Cruz, de AP, pudimos ver nítidamente en un video como policías federales y locales portaban rifles y pistolas, los cuales dispararon (TV El Universal, 20 de junio). Lo que contradice claramente lo dicho por el jefe de la Policía Federal, Enrique Galindo, que los uniformados iban desarmados para contener y no para reprimir.

Además, hay una serie de enmascarados que circularon por muy diversos lugares causando destrozos, disparando y saqueando comercios, sin que las mal llamadas fuerzas del orden los detuvieran. Algo que ya hemos vivido desde antes del 10 de junio de 1971, los famosos Halcones.

Tan  la situación es  explosiva, caótica y dada para reprimir, que en Juchitán, Oaxaca, ejecutaron al periodista Elidio Ramos Zárate.  De un lugar a otro hay 365 kilómetros de diferencia; en carretera se hacen casi 6 horas; pero ambos casos tienen similitudes.

Elidio, trabajó 10 años en El Sur. En el mismo  trágico acto, balearon a Raúl Cano López, hermano del director de la revista Punto Crítico, de nombre, Manuel. Raúl  murió cuando era trasladado al hospital. Ambos fueron atacados por esos jóvenes enmascarados que viajan en motocicletas.

Así pues, no se debe descartar que una y otra acción esté orquestada para echarle más gasolina al fuego.

En el caso de Ramos Zárate, la Casa de los Periodistas exigió una investigación científica, eficaz,  que las autoridades  se abstengan de emitir declaraciones que criminalicen a la víctima y  no se descarte la línea de investigación del trabajo periodístico, ya que generalmente se desecha esa consideración.

La repulsa a esta acción ha sido amplia.

El gobernador electo de Oaxaca, Alejandro Murat, llamó a un diálogo “incluyente y respetuoso”. El obispo Felipe Arizmendi, de San Cristóbal las Casas, Chiapas, pidió el  encuentro entre las partes, y dijo que tal vez no todas las exigencias de los mentores se podrían cumplir, pero muchas debían ser atendidas a través de la conciliación. El gran Francisco Toledo y  su grupo de notables, salieron de inmediato a rechazar la violencia y buscar el encuentro verbal. Y Adelfo Regino, dejó su cargo de secretario de Asuntos Indígenas,  recordando  a  Gabino Cué que  llegó al máximo puesto político de Oaxaca diciendo no a la represión, la cual realizó  a menos de seis meses de la conclusión de su mandato. Y por si fuera poco, el secretario del Trabajo, oaxaqueño, Daniel Gutiérrez, también aventó el arpa.

Este suceso trágico  se da cuando están programadas una serie de marchas en el DF por exigencias sociales. El miércoles la del sector salud;  el domingo la que citó Andrés Manuel y los padres de los 43, y el próximo ocho de julio la de los campesinos que están al borde de la ruina.

Tal vez por eso y las crisis que tiene en puerta Peña Nieto: la mala ejecución para aprobar la Ley 3 de 3 que tiene irritados a los empresarios, el conflicto con  la Iglesia por las bodas homoparentales, la renuncia a la dirección del PRI de Manlio Fabio Beltrones, la puesta en marcha con muchos problemas del nuevo sistema nacional de justicia, la condena de la ONU que en México no cesan las ejecuciones extrajudiciales y que recientes informes señalan que la violencia no cesa en México (en mayo hubo mil 746 homicidios, cifra mayúscula) , entre una lista mayor, es que habrá un diálogo entre la CNTE y Gobernación. Para Nuño, no será para asuntos educativos, sino políticos. ¿Comprenderá este señor que la educación es la política en esencia? Lo dudamos.

En este contexto, se supo que en 2013, la secretaría de Gobernación y la CNTE firmaron un acuerdo con el fin de que no hubiera  mayores enfrentamientos entre autoridades y maestros (Sin Embargo, 21 de junio). ¿Por qué no se llevó a cabo ese pacto? No hay en el sector oficial quien diga esta boca es mía.

Pero lo que debe quedar claro para las autoridades, es que los tiempos de la represión sin límites y donde la información no circulaba se acabaron. Regresar a las épocas de Gustavo Díaz Ordaz y  Luis Echeverría ya no es posible. Ello aunque lo añoren muchos priistas que ven cómo se desmorona su organización, igual que ocurre con otros partidos que firmaron tan campantes el Pacto por México y ahora se truenen los dedos ya que no supieron entender el presente ni proyectar el futuro.

Algunos esperaban que en Oaxaca se repitiera la represión de 2006. Se equivocaron porque los tiempos no son lo mismo.  Ya que hasta Jorge Castañeda echa chispas contra Nuño y otros peñistas.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

 

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