San Politikón

Qurino: ¿Las campanas al vuelo?

Por Juan Manuel Pineda

Ante cualquier circunstancia de la vida hay una palabra clave: prudencia (sinónimo desensatez, mesura, templanza, cautela, moderación, entre otros).

En lo que se refiere a los diferentes frentes de batalla del proceso electoral, la prudencia obliga.

La definición del que seguramente se declarará como  “candidato de unidad” en las filas del Partido revolucionario Institucional y la obvia creación de una serie de escenarios, para los actores políticos de aquí, allá y acullá la prudencia debería ser una característica en su actuar, sin embargo, en algunos casos esa virtud no se asume al momento de las valoraciones objetivas.

Es cierto que Quirino no es la mejor carta priista en términos de la necesaria rentabilidad electoral, y que su imposición es un artero golpe a la democracia que se pregona y principalmente a la trayectoria partidista y en el servicio público de quienes manifestaronsus aspiraciones por la candidatura de ese partido a la gubernatura de Sinaloa.

La percepción en primera instancia es que se optó por el aspirante más débil, pero ello no implica que las fuerzas opositoras echen las campas al vuelo, y mucho menos que incuben la idea de un triunfo inminente.

Lo que la dirigente estatal del PRI, Martha Tamayo, señaló al momento de ratificar la información que se generó desde el CEN del PRI sobre la designación de su abanderado para contender por la gubernatura, más que una actitud de desaliento entraña una señal de alerta.

La dirigente dijo: “tendremos que trabajar mucho para posicionar al candidato”.

Más allá del reconocimiento implícito a la debilidad de la propuesta priista, la advertencia es que el priismo se lanzará con todo y contra todos para ganar la elección de gobernador.

La imposición de Quirino desde el centro del país, implica el respaldo absoluto de quienes detentan el poder político en México, es decir, no se detendrán ante nada para sacar adelante su propuesta.

Con alianza o sin alianza, las fuerzas políticas opositoras al priismo no deben echar las campanas al vuelo y prepararse para todo.

Hoy, más que nunca, la prudencia obliga. No es sólo a Quirino, sino a todo el poder central que lo respalda al que se enfrentarán.

Si quienes encabezan las fuerzas opositoras al priismo no tienen la capacidad de pensar con sensatez, templanza, mesura, cautela, etcétera, ante el poderío del rival en la contienda electoral, irremediablemente van al abismo.

Como bien se dice: no hay que ver el árbol, sino la magnitud del bosque.

Si éstos realmente están comprometidos con un Sinaloa mejor, sustentado en el bien común, entonces la prudencia conlleva a la toma de decisiones inteligentes y dejar el replicar de campanas para el día 6 de junio.

Hay mucha tela de donde cortar para tener éxito, pero la implementación y desarrollo de la estrategia no debe tener margen de error.

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