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Huixquilucan, sin demagogia

Cuando la madrugada del viernes 27 de junio del año pasado el congreso mexiquense eligió al secretario del Ayuntamiento de Huixquilucan de Degollado –su nombre oficial–, José Reynol Neyra González, presidente municipal sustituto, una vez que Carlos Iriarte Mercado solicitara licencia definitiva al cargo nueve días antes, dos diputados locales del PAN se abstuvieron.

Se trató de Annel Flores Gutiérrez y Enrique Vargas del Villar, quienes cuestionaron la designación de Neyra González, sobrino del dirigente cetemista del Estado de México y actual senador Armando Neyra Chávez, pero especialmente porque, acusó Vargas del Villar en esa ocasión, estaba en desacuerdo con la licencia definitiva otorgada a Iriarte Mercado para irse a dirigir al PRI mexiquense, porque dejaba muchos pendientes en aquella localidad.

Cuestiones de la política. El caso es que, a la vuelta de unos meses, Vargas del Villar debió solicitar licencia al cargo de diputado local, para contender por la presidencia municipal, precisamente de Huixquilucan. En febrero de este año, 2015, registró su precandidatura. Ganó la nominación y la elección a la alcaldía el domingo 7 de junio con un margen mínimo de votos, pero ganó.

Y es que, mire usted, de acuerdo con el cómputo final de la contienda, Vargas del Villar ganó la presidencia municipal de Huixquilucan con 35 mil 452 votos contra 35 mil 117 sufragios de su principal contrincante, el candidato del PRI, Fernando Maldonado Hernández. La diferencia de 355 votos encendió ánimos y el recuento debió hacerse en el órgano electoral mexiquense en Toluca.

Bien, la semana pasada, Enrique Vargas del Villar rindió protesta como presidente electo de Huixquilucan porque materialmente asume el cargo el próximo 1 de enero de 2016. Y, bueno, todo mundo imaginaría el primer acto del presidente municipal, éste del cobro de facturas. Pero no.

Rescato el primer mensaje de Vargas del Villar cuando el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) le entregó la constancia de mayoría, es decir, el triunfo en la contienda por la presidencia municipal, y que no ha variado en el concepto de la urbanidad política. A saber.

“(…) Agradezco a los ciudadanos que nos favorecieron con su confianza y apoyo. Tenemos mucho trabajo por hacer y lo vamos a lograr si estamos unidos, trabajando hombro con hombro. Reafirmo mi compromiso por mantener abiertos los canales de comunicación con la ciudadanía, porque estoy cierto que no hay manera de construir un gobierno moderno sin la participación activa de los huixquiluquenses (…)”.

Y, luego, una parte esencial de su mensaje cuando rindió, la semana pasada, protesta como presidente municipal, la oferta de que, en su gobierno, “no habrá lugar para los corruptos ni para los simuladores ni mucho menos para los holgazanes. No más aviadores en el gobierno municipal», ofreció.

Por supuesto advirtió que aplicará la ley a quien haya lucrado con el erario público pero “sin rencores ni venganza, porque entre los demócratas no cabe la venganza sino la justicia y el buen gobierno”.

Y ofreció: «Transformar a Huixquilucan sin odio y sin rencor, significa también que hemos dejado atrás las ofensas y calumnias de la campaña; en nosotros no hay lugar para distracciones estériles, sólo para el trabajo corresponsable, incluyente, productivo y eficaz (…) Somos demócratas, no tenemos lugar para la revancha ni para el encono, sólo para la justicia, para el servicio público de excelencia y para los resultados que la población espera de nosotros».

Y, bueno, en ese ánimo se inscribió en esta tendencia, sin demagogias, que me parece simple y llanamente la praxis de comulgar con el ejemplo, que es la de apostarle a la pluralidad política, a la experiencia en sus cuadros con el mensaje de que lo primero es cumplir a la ciudadanía, a la gente que votó por él y también a la que lo hizo en contra.

En ese acto de congruencia, en la etapa de transición del gobierno municipal de Huixquilcan, Enrique Vargas, con esta nueva visión de política diferente, apostó por el trayecto de otro mexiquense de probada capacidad, el de Luis David Fernández Araya.

Economista con un doctorado en la misma materia, Fernández Araya tiene una filiación política diferente, pero como Vargas del Villar le apuesta al trabajo y la pluralidad, tiene en Vargas a un joven profesional con experiencia para respaldar lo que de él se dice en materia de trabajo.

Ahí está su paso por el municipio de Tlalnepantla como Tesorero, donde además dejó un gobierno con las finanzas más sanas durante su gestión y demostró capacidad para renegociar la deuda de agua de diversos municipios del Estado de México a favor de las finanzas estatales.

Hay que sumar a esto su labor como Director General de los Talleres Gráficos de México, a los que además de devolverlos al lugar que les corresponde como la casa de las artes gráficas oficiales, saneó sus finanzas, trabajó con números negros, los hizo autosuficientes, es decir, dejó de estirar la mano para recibir subsidio federal y se puso a trabajar; aunado a esto innovó con técnicas como la elaboración de papel derivado de la piedra y los efectos benéficos para el medio ambiente; regresó a esta institución a la palestra nacional –aunque a muchos funcionarios no les gustó-.

Antes de su gestión en los Talleres Gráficos muchos trabajos que correspondían  -por ley- al Estado los realizaban particulares, como es la impresión de boletas electorales o credenciales de todo tipo por lo que este funcionario levantó la voz y logró que se regresara a esta institución tantas carteras que le correspondían.

Por eso se reconoce a un joven como Enrique Vargas que se define como un empresario que va a trabajar a favor de la gente y le entiende a la necesidad de ir por resultados, superando críticas y lastres que le han intentado poner por apostarle a un equipo de probada trayectoria.

En consecuencia, si Vargas del Villar se ha rodeado, para esta etapa de transición, esperemos que no vaya incurrir en ese error de los gobernantes que, cuando van rumbo a la toma de posesión, se arman de un equipo de expertos a los que al final del procedimiento, ya con ese capacidad demostrada, los cambian por los amigotes, los cuates que se tornan lastre y anclan a los gobiernos en el fangoso terreno del dejar hacer, dejar pasar. ¿Huixquilucan sin demagogias? Conste.

LUNES. La ciudad huele a marihuana. Para uso lúdico y no tanto, el hecho es que antes de entrar formalmente al proceso legislativo que despenalizaría al consumo, comercialización y producción de cannabis, ésta se fuma olímpicamente en el Valle de México y nadie se espanta ni persigna, por aquello de la satanización de los fumadores de marihuana. ¿Sabe usted de alguien que bajo los efectos de la marihuana haya provocado un accidente mortal? Las páginas de los diarios dan cuenta cotidianamente de hombres y mujeres que, alcoholizados, han provocado accidentes mortales. Digo.

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