Cuando un hogar depende económicamente tan solo del salario de un integrante de la familia y el ingreso de esta persona disminuye sustancialmente, es imposible que el nivel de vida y la estabilidad social del núcleo familiar no se vean afectados, no se diga ya su crecimiento y consolidación económica. Cosa parecida nos está ocurriendo a los mexicanos con la drástica caída internacional del precio del petróleo.

Pareciera un ejemplo irrelevante la analogía que intento plasmar en el párrafo anterior, pero tiene bastante lógica y una sencilla explicación. Son varias las voces que de manera pública afirman que la economía de México está petrolizada, y hay mucha razón en ello, pues así lo indican los datos de los presupuestos de ingresos de los últimos años: por ejemplo, en 2014, los ingresos de operación de entidades paraestatales empresariales, como PEMEX, fueron de 462,357.5 millones de pesos, mientras que la Ley de Ingresos de la Federación 2015 proyectaba que gracias a esta misma paraestatal ingresaría la cantidad de 439,706.9 millones de pesos, lo cual, como sabemos, no ocurrirá.

Aquí vale la pena revisar información del Banco Mundial, que afirma que “Los precios del petróleo, que se ubican ahora en menos de la mitad del nivel de hace seis meses, seguirán bajos en 2015. El descenso en las cotizaciones del crudo se verá acompañado por ‘cambios importantes en el ingreso real’ de los países productores, aseguró el organismo.

Es del conocimiento público la drástica caída de los precios del petróleo y, debido a que en México un tercio de los ingresos del Estado tiene su origen en la explotación de dicho recurso no renovable, tal fenómeno implica que los ingresos del país se están viendo sustancialmente perturbados. El 7 de  julio de 2014 el precio de un barril de petróleo era de 104.06 dólares, mientras que para el 3 de febrero de 2015 el precio se ubicaba en 40.40 dólares, lo que significa una pérdida del 61 %.

Junto a la caída del precio del “oro negro”, se conjugan otros dos fenómenos: la disminución de extracción de la mezcla de crudos y la exportación del mismo. De acuerdo con datos reportados por PEMEX, el año 2014 cerró con una producción promedio anual de 2.42 millones de barriles diarios, su nivel más bajo desde hace 28 años; además de un nivel de exportación de crudo de 1.142 millones de barriles diarios en promedio, el más bajo en 33 años. En diciembre, Pemex tuvo una producción de 2.35 millones de barriles al día, que representan una caída de 6.3% si se compara con la del mismo mes del año anterior, y una baja de 8.2% en relación con la extracción que tuvo en el último mes de 2012.

Por otro lado, las exportaciones del crudo mexicano también están en picada. Este mismo informe arroja que cayeron hasta 1.14 millones de barriles diarios, representando el más bajo desde 1981, según cifras de la propia paraestatal. También habría que decir que estos tres problemas (disminución del precio del petróleo, baja en la extracción del crudo mexicano y el descenso del nivel de exportación) se complican aún más cuando justamente la oferta mundial de petróleo crece significativamente debido a la mayor producción de Estados Unidos, principal cliente de este hidrocarburo mexicano.

Por estas razones, principalmente, hemos sostenido desde la tribuna del H. Congreso del Estado que es prácticamente imposible que en México no se viva una afectación en lo presupuestado para el año 2015, así como en el crecimiento esperado, impacto que las autoridades federales se negaban a aceptar. Hace apenas unas semanas, el diario El Economista publicó la siguiente frase: “Luis Videgaray, secretario de Hacienda, advirtió en días pasados que el Gobierno se prepara para un recorte del gasto, pero que este se daría en 2016”.

Sin embargo la realidad impuso otro escenario, y hace apenas unos días el mismo Luis Videgaray informó al país de una serie de recortes al presupuesto de egresos del año 2015, que suman la cantidad de 124,300 millones de pesos, lo cual equivale al 0.7 % del Producto Interno Bruto, que es aproximadamente tres veces el presupuesto analizado y acordado por el H. Congreso del Estado.

También es preocupante que el gobierno federal trate de vender la idea de que este recorte no afectará el gasto social ni la proyección de crecimiento económico para el presente año. Sobre esto último, tan solo habría que recordar lo siguiente: el año 2013, el crecimiento proyectado fue de 3.5 %, y el obtenido de 1.1 %; en 2014, el crecimiento proyectado fue de 3.7 % y el obtenido de 2.3 %. Y, tenemos que decirlo, esto sucedió sin la crisis petrolera que hoy vivimos.

De acuerdo con la información institucional, podemos concluir que el recorte presupuestario afectará sustancialmente el nivel de vida de los mexicanos. Y lo afirmo por lo siguiente: de los 123,400 millones de pesos recortados, se observa que algunas de las dependencias afectadas son, en millones de pesos, Comunicación y transporte, con 11,820; Educación, con 7,800, SAGARPA, con 7,188; la CONAGUA, con 6,400; la SEDESOL, con 3,750; SALUD, con 3,339; el ISSSTE, con 1,500; el CONACyT, con 900; la SEDATU, con 700, y Turismo con 500. Como se puede apreciar, estos recortes afectarán sin duda alguna proyectos sociales traducidos en carreteras, caminos, puentes, nivel y calidad de la educación, el campo, la pesca, la acuicultura, programas sociales contra la pobreza, salud, investigación científica, empleos y desarrollo de zonas marginadas. A estas cifras hay que sumarle que a la Comisión Federal de Electricidad se le recortaron 52,000 millones de pesos.

Finalmente, trascendió que en estos días la Secretaría de Hacienda y Crédito Público  realizaría una reunión con los encargados financieros de los estados de la República, en donde seguramente se revisará la forma en que las entidades federativas se verán impactadas por estos recortes. Los sinaloenses, en el marco de la transparencia y la rendición de cuentas, conceptos ampliamente difundidos en nuestro país, solicitamos a nuestras autoridades estatales que en su momento nos informen el impacto negativo que tendrá en nuestra entidad este recorte financiero.