Análisis a Fondo

El perdón de Obama

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Todo cambió en el mundo. Y lo más sano para los individuos y para las sociedades es aceptar los cambios. Nadie puede pararlos. Y bregar para no destruir todo lo bien ganado.

Este miércoles 17 de diciembre, después de 55 años de ruptura, de acoso, de bloqueo, Estados Unidos “perdonó” a los revolucionarios isleños, idos de México en el Granma, que desmantelaron aquel gran burdel que era Cuba para los estadounidenses.

El mundo cambió radicalmente. Y espero que para bien. De ninguna manera para volver a ser presas del salvajismo impuesto por el capitalismo. Ya no se puede. No hay marcha atrás.

También los barones de Wall Street tendrán que rectificar, como lo han hecho los socialistas y los comunistas.

En el capitalismo se alega que hay una gran libertad individual, pero no se reconoce que ese sistema es intrínsecamente injusto, diabólico, que no respeta la dignidad humana, ni los intereses de los trabajadores. Se alega que en el socialismo o en el comunismo no hay libertad, pero la repartición de la riqueza es más equitativa. Claro, no hay libertad para joder, como en el capitalismo.

Vamos lentos, pero la historia cambiará de rumbo. Cuba era un ícono de la resistencia, pero empezó a doblarse desde la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética. Una isla que ya no podía vivir aislada. Le faltaba el recurso de los soviéticos para seguir resistiendo el boicot económico que le tendieron los Estados Unidos, y que no se resuelve con la reanudación de relaciones.

Los socialistas y los comunistas clásicos estarán hoy muy confundidos. Tenían puestas sus esperanzas en Cuba, prácticamente el último bastión del romanticismo revolucionario de Fidel Castro, Camilo Cienfuegos, Ernesto Che Guevara y tantos.

Sin embargo, tendrán que aceptar la jugada. Peligrosa, por supuesto, porque los millonarios no se tientan el alma, pero  a los cubanos no les quedaba otra salida. Estaban siendo acogotados, ahogados, asfixiados por el bloqueo económico, y sin ningún apoyo importante desde la desaparición de la URSS.

Una nueva etapa de la revolución cubana. Ahora abierta al imperio. Deseosa de modernizarse. Dispuesta al negocio. Tanto a exportar como a importar.

Seguro que los estrategas cubanos, los economistas, los sociólogos, los sicólogos debieron de haber medido peligros y oportunidades para que la cúpula del Partido Comunista llegara a la conclusión de aceptar la reanudación de relaciones diplomáticas con el principal enemigo del gobierno cubano.

Y Fidel Castro, el ogro, el mayor dolor de cabeza de los hombres de la Casa Blanca, logró llegar vivo a este momento, después de librarse de innumerables atentados para asesinarlo, muchos de ellos lidereados por las agencias de seguridad estadounidenses, particularmente la Agencia Central de Inteligencia. Pero Fidel ha demostrado ser uno de los estadistas, quedan muy pocos, o ya no queda nadie, más inteligentes, prudentes y osados.

Mucho hay que platicar sobre este asunto. Una noticia importantísima. Una gran noticia, no anunciada. Bien guardada que conmocionó al mundo, como lo hizo el triunfo de la revolución en aquel ya lejano 1959, cuando Fidel y sus muchachos tomó La Habana y el dictador Fulgencio Batista huyó de la isla.

Qué va a ocurrir de ahora en adelante. Espero que a los cubanos no les pase lo que a los mexicanos, ahora metidos en una crisis social sazonada perversamente por la pobreza generalizada y el hambre, y la corrupción, la impunidad, la simulación.

fgomezmaza@analisisafondo.com

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