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La etiología del mal. ¡Ba!

José Antonio Figueroa Lee

(A Don Amado Zambada Sentíes, jurista indiscutible, hombre y servidor público de bien). Porque tuvieron un concepto elevado de Justicia. Porque el cumplimiento de la Ley, fue su concepto del deber cumplido. Porque con su ejemplo dentro de las instituciones públicas de seguridad, honrándolas, dieron sentido a sus vidas. Porque su sangre derramada, a favor de una sociedad victimizada e ingrata, es fruto de verdad, de heroísmo.

Francisco Rodolfo Álvarez Fárber. Procurador General de Justicia.  Licenciado en derecho. Supo darle al Ministerio Público de Sinaloa, respeto y dignidad. Orgulloso de su ideal, no tuvo inflexiones al frente de su alta responsabilidad. La envidia, que brotaba de algunos del Primer Círculo, le permitió confirmar que la mediocridad, tiene residencia también, en los altos cargos del poder público.

Jorge Valdés Fierro, extraordinario investigador. Licenciado en derecho.  Asesinado en servicio. Juventud limpia, solo mancillada por la indiferencia de gobernantes y gobernados, lo que constituye un insulto a su valía. Fue privado físicamente de la vida, si, pero vive dentro de una atmósfera vital de un país que necesita de juventudes sanas como la de él, hoy proscritas por un sistema y una sociedad enmarañada, que desecha las virtudes que enaltecen, a los hombres y mujeres.

Ramón Eduardo Verástica Valenzuela. Licenciado en derecho. Primero en la Primera Generación de Investigadores de aquel ensayo exitoso de escolástica policial  formativo, encabezado por el Ingeniero Antonio Malecón Díaz. Fue, el prototipo del policía que desde hace décadas, México requiere. Dio prestancia y ejemplo, a la antigua Academia Estatal de Policía y las corporaciones municipal y Judicial, en   aquel entonces. Infame, su muerte en servicio, un desprecio al idealismo policial.

José Antonio Camarena Serna. Licenciado en derecho. Director del entonces CERESO de Mazatlán. Privado de la vida en servicio. Como valiosa alhaja, irrumpía dentro de un sistema penitenciario, en que todo lo que vale la pena, está enmohecido. Sus propuestas, distintas alternativas a la cárcel tradicional, cuando el concepto oficial de la readaptación social, es  absurda e inhumanamente retributiva.

Moisés Castillo Ramírez. Policía de Tránsito de carrera. Egresado de la Escuela de Tránsito, primera institución de Educación Policial en Sinaloa, pionera desde 1970. Dio en su tiempo,  brillo y prestancia a esta institución hoy ahogada, en un contexto de olores  desagradables. Siempre portó e hizo portar con la frente en alto, el uniforme policial. Tiempos, en que la autoridad legal  y la autoridad moral de quien lo vestía, eran la misma. Fue leal a la institución y fiel a los superiores, lo que no fue correspondido. A veces el poder, ataranta, cuando llega temprano.  Murió de un infarto, sin empleo,  le ganó la tristeza, porque nació para ser Policía de Tránsito.

El tiempo de todos ellos, fue su tiempo. Fue época de siembra. La cosecha, arribará en otros días. En otros ahora,  cuando se tenga conciencia, que los problemas en materia de seguridad pública, no es problema de policías, ni de soldados, ni de ministerios públicos, ni de jueces, ni carcelario.

Estos problemas como otros dentro del servicio público, se deben a una clase política que improvisa en los roles públicos, con todólogos y con cualquiera. Que no forma cuadros profesionales de carrera. Que importa ideologías y sistemas, extraños al interés y problemas propios.

Estos funcionarios públicos mencionados, fueron ejemplares como tales. No fueron fruto de un sistema nacional de seguridad pública, que se encargó de desmantelar estas instituciones,  a través del subsistema de control y confianza, cuya misión es  expulsar a los incomodos y civiles aptos, para disimular y justificar entre otras cosas, nuestras instituciones militares en el área.

Los pobres policías municipales han sido abandonados a su suerte, junto con sus vecinos y precaria estructura pública, en los lugares ignotos del territorio nacional. Fue un proceso largo. Humillados en cada visita, de sus compañeros estatales, federales, soldados y marinos, imponiendo cada quien, una jerarquía mayor. Delitos del fuero común, ausencia de ministerios públicos. Del fuero federal, igual. Solos enfrentaron, plomo o plata. Y el desplazamiento en México, y la incubación de los Ayotzinapas, se dan. Hoy, ahí está, acusan, ¡la etiología del mal. ¡Ba!. Se aniquila así, la esperanza.

 

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