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Cada quien labra su propia historia

José Antonio Figueroa Lee

Ciencia y desarrollo tecnológico, en estadios nunca alcanzados por la humanidad. Elevados pensadores, han  afirmado que la ciencia y la tecnología en los rangos  obtenidos, proveen una evolución en el mundo, en las personas, con grandes transformaciones  que promueven, un mayor desarrollo humano.

Pareciera que no. Seguimos construyendo una historia bañada en sangre. Continuamos construyendo sociedades y países, con una pobreza  material y miseria humana, que asemejan, ejemplos de barbarie, propia de la involución axiológica de nuestra especie.

En nuestra tierra, el sistema educativo, no produce al mexicano de nuestros días, con elementos de educación, cultura y capacidad, para vivir en armonía con sí mismo, ni con su grupo social. Violencia y crimen, fenómeno social enorme, gestado en media centuria, nos tiene en jaque.

Pareciera que en el México de hoy, la razón y la inteligencia, trabajaran contra sí misma. Sucesos recientes como el de los estudiantes de Iguala y de la Familia Zambada, manifiestan indiscutiblemente,  degeneración en el corazón, en el espíritu, en el alma, en la esencia del ser humano de hoy.

La temor social, elemento permisivo de lo que vivimos, se refugia en la senilidad axiológica que se asume.  Ni en cuenta, las trecientas víctimas y sus familias del famoso Posolero. Los cien mil homicidios del sexenio de Felipe Calderón, con sus Muertas de Juárez. Los maestros y niños de la Joya de los Martínez Badiraguato. El Joven de Eldorado. Hay madres que solo la muerte pudo callar el grito de esperanza por saber dónde quedaron sus hijos, desaparecidos desde la Operación Cóndor. Para ellos, y muchos otros más que ya residen en el olvido, no tañen las campanas. Silentes cenotafios, constituyen enseñas terribles de nuestra historia contemporánea.

Dinero y poder, es estampa de  éxito en la vida. Y ha detonado asombrosamente, nuestra capacidad homicida. Los que aún no se atreven a romper con sí mismo. Los que aún conservan un asomo de decencia, de respeto por el trabajo honrado, por el valor de la palabra, por el nombre limpio, la honradez y la familia honorable, sobreviven en las condiciones deplorables de economía e inseguridad, rogando al gran Arquitecto del Universo, que a su morada, no llegue la desgracia.

Este 20 de noviembre pasado,  aniversario  de la Revolución Mexicana, vi un retrato que me mueve también. Miles de niños vestidos de revolucionarios, desfilando en  evocación infantil,  una época heroica de un pueblo, cansado de abusos y excesos,  que tomo las armas para construirse un país, con una constitución que garantizará con leyes, libertad, justicia y democracia.

El Sistema en sus excesos, abandono su Filosofía que le nutría, origen y esencia.  Al hacerlo, entro en crisis. Y la clase política también. La revolución traicionada, requiere de un sustituto con un alto contenido de  inspiración social. Para ello requiere de políticos que asuman una real representación de los intereses de la nación, dentro de un sistema moralmente sano, que sea dirigido intelectualmente, por lo mejor de México.

Mientras tanto, en las carreteras, en las calles y frente a las oficinas públicas, se verán cada vez más, reclamos pacíficos y civilizados hasta ahora, que suben de intensidad y dejaran de hacerlo, sin no se escucha. Resolver la crisis con talento, cada quien labra su propia historia, evitaría que el repudio social, la inconformidad manifestada  por el hartazgo ciudadano que se inició contra el sistema, se detenga y no se reoriente hacia el  presidente.

La represión a la protesta justa y auténtica, debe evitarse. Darle cause y atenderlas, implica ir dando cuenta de la crisis y de los antipeñistas. Aunque la maestra Gordillo empiece a tener compañeros que desde hace tiempo debieran correr su misma suerte, vía un debido proceso. Mientras tanto, las cárceles se irán llenando, de los nuevos Flores Magón. Me acuerdo del Inicio de Carlos salinas, con hombres de la talla de Fernando Gutiérrez Barrios, Carlos Hank González y Oscar Flores Sánchez. Lástima, que hayan sido, especie en extinción.

Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano en 1910. Anselmo L. Figueroa, Práxedes G. Guerrero, Ricardo Flores Magón, Enrique Flores Magón y Librado Rivera.

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