Microscopio Social

Barbarie en Iguala, Guerrero

La Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, municipio de Tlixtla, Guerrero, fue creada en 1926 por Moisés Sáenz, cuando éste era Secretario de Educación Pública. El proyecto de las normales rurales tuvo un fuerte componente de transformación social, por lo que han sido semillero de importantes movimientos sociales. En ese sentido, la Normal de Ayotzinapa cobra importancia por haber sido el sitio donde se formaron personajes como Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas, que encabezaron dos importantes movimientos guerrilleros en México, durante el siglo XX.

La razón de ser normales rurales está basada en la idea de llevar la educación a los estratos más desprotegidos del pueblo, idea que con José Vasconcelos se materializó en las misiones culturales. Sin embargo, los presupuestos asignados a esta normal rural históricamente han sido insuficientes, al igual que lo destinado para el resto de la educación en nuestro país, razón por la cual cada año sus estudiantes salen a la calle a buscar respuesta a sus problemas.

El conflicto de Ayotzinapa. El pasado 26 de septiembre, en Iguala, Guerrero, un grupo de aproximadamente ochenta estudiantes de la normal realizaba una colecta para financiar su asistencia a la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre de 1968 en la ciudad de México. Un grupo de policías, y luego un grupo de civiles, los atacaron a balazos. La infamia comenzó. A Julio César Fuentes Mondragón, uno de los normalistas, lo torturaron, le arrancaron los ojos y le desollaron el rostro; y como si eso no hubiera sido suficientemente monstruoso, asesinaron a otros tres, veinte resultaron heridos —uno de ellos está en estado vegetativo— y la policía levantó a 55, 43 de ellos están, hasta ahora desaparecidos, de los cuales al menos 20, fueron subidos a camionetas de la policía municipal.

Información reciente ha divulgado la noticia de que por aquellos rumbos de Guerrero, en las faldas de un cerro, encontraron seis fosas clandestinas en las cuales el sábado pasado encontraron al menos 28 cuerpos calcinados. El hallazgo fue confirmado el domingo pasado por el licenciado Iñaky Blanco, procurador general de Justicia de aquel estado, pero lo que no se ha aclarado es si se trata o no de los estudiantes normalistas, ya que los médicos forenses requieren de quince días a dos meses para determinar la identidad de los restos humanos. No obstante, el temor de que lo sean es cada vez mayor.

Los acontecimientos posteriores al acto de violencia comentado señalan a José Luis Abarca Velázquez, presidente municipal de Iguala, con una gran carga de responsabilidad, tanto que al momento se encuentra prófugo de la justicia. Y lo más lamentable es que públicamente se ha reportado que Abarca Velázquez tiene un pasado muy cuestionable, tanto en su carrera política como en el trato y respuesta que ha tenido ante los movimientos sociales y sus actores.

Desde su llegada al ayuntamiento, José Luis Abarca ha sido acusado de corrupción, nepotismo y autoritarismo. El 30 de mayo de 2013, ocho miembros de Unidad Popular de Iguala, organización social opositora al presidente municipal, fueron levantados por un comando. Tres fueron ejecutados. Nicolás Mendoza Villa, uno de los secuestrados, que alcanzó a escapar, acusó directamente al alcalde de los hechos.

Infamia sobre infamia. José Luis Abarca declaró que la matanza de normalistas fue provocada, porque “al parecer alguien contrató a los ayotzinapos para hacer desmadres”. La pregunta es: ¿quién es ese alguien que, según el alcalde, les pagó para crearle problemas?…

Los normalistas rurales de la Escuela “Raúl Isidro Burgos” tienen tras de sí una larga historia de lucha social en favor de las mejores causas: apenas el año pasado, por ejemplo, apoyaron abnegadamente a los pobladores de Tixtla, que habían sido abandonados por el gobierno del estado, tras el paso de los huracanes Ingrid y Manuel. Pero el precio por sus convicciones ha sido muy alto: el 22 de diciembre de 2011, dos de sus compañeros fueron asesinados por la policía estatal, cuando exigían mejoras para su escuela y plazas para trabajar; los crímenes siguen impunes.

La ubicación de al menos seis fosas clandestinas en los alrededores de Iguala fue posible gracias a las declaraciones de policías y delincuentes detenidos por el caso de los normalistas desaparecidos. Es decir, queda claro que hay policías y delincuentes coludidos.

Como ya se mencionó: no se sabe de quiénes son los restos hallados en las fosas y no se sabe por qué hay cadáveres calcinados y otros, de los que ya quedan simplemente algunos huesos. Los primeros podrían ser de los estudiantes; los segundos, más antiguos, de otras víctimas de los mismos criminales, pero no es posible saberlo.

La identificación de los restos es llevada a cabo desde este sábado pasado por la Policía Federal y la PGR, según afirmó el procurador Blanco. Eso puede tardar semanas, lo que podría provocar que escalen las protestas de los familiares y compañeros de los jóvenes, quienes yacen muy adoloridos e indignados en manifestación permanente. Habrá que esperar, pero el propio gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, soltó el sábado una frase que hace prever lo peor: se refirió a los normalistas como “quienes fueron salvajemente masacrados”.

La matanza del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, enluta a todo México. Algunos analistas políticos la califican como la peor desgracia, después de lo ocurrido el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. La respuesta social no se ha dejado esperar: el miércoles 8 del presente mes, en 29 estados de la República, salieron a la calle estudiantes, padres de familia, organizaciones civiles, maestros y muchos mexicanos más a repudiar tales hechos, pero sobre todo a exigir justicia.

El Partido Sinaloense se solidariza con las familias de los estudiantes muertos en nuestro hermano estado de Guerrero. Desde aquí alzamos la voz para que las autoridades federales, estatales y municipales den la cara y aclaren este nefasto crimen colectivo. Los mexicanos no podemos seguir viviendo en este clima de inseguridad y violencia. No merecemos que la corrupción siga calando a todos los niveles de gobierno.

Ya lo dijo el presidente Enrique Peña Nieto: “Estos crímenes manchan a toda la sociedad mexicana”. Por ello exige a las autoridades se clarifique y se castigue a los responsables. Así sea.

¡Que pasen una semana excelente, en compañía de su apreciable familia!...

Deja un comentario