Microscopio Social

El Senado de la República

Por Héctor Melesio Cuén Ojeda

Los forjadores formales del Estado mexicano, particularmente en su elemento llamado gobierno, tuvieron la sabiduría de crear en su diseño un sistema bicamaral, para configurar el Poder Legislativo, es decir, una Cámara de Diputados y otra de Senadores.

En la primera Constitución mexicana del 4 de octubre de 1824, se estableció que los primeros (Diputados) fueran nombrados por los ciudadanos a través del sufragio, mientras que los segundos (Senadores) por las legislaturas de los estados, según lo establecido en lo dispuesto por los artículos 8 y 25 de esa primer Carta  Magna del país, respectivamente.

De esas disposiciones constitucionales, surge la idea teórica de que los primeros son representantes de la nación entera, mientras los segundos, de las entidades federativas.

En la parte preliminar del Proyecto de Acta Constitutiva, formulada por la comisión del Segundo Congreso Constituyente, habla de un Senado también Constituyente,  y dice sobre él, entre otras cosas, que con su establecimiento se aplicarán los principios de utilidad general, recibidos de las repúblicas más ilustradas y con él se acelerará la unión de nuestra patria.

Sin embargo, a los pocos años de constituida la República mexicana, se presentaron serios conflictos internos que amenazaron dicha unión, al generarse fenómenos separatistas de algunas entidades federativas. Por ejemplo, el 1 de enero de 1846, la Asamblea Legislativa de Yucatán declaró la separación de esa entidad de México. Por lo que el presagio filosófico del mencionado Proyecto de Acta Constitutiva, al crearse el Senado Constituyente no prosperó.

Pero además, el Senado de la República fue eliminado con la Constitución de 1857, instituyéndose un sistema unicamarista en la representación nacional, es decir, se dejó viva sólo la Cámara de Diputados.

Esto derivó de resentimientos políticos dejados por el régimen centralista bajo la dictadura de Antonio López de Santa Anna; habiéndose, incluso, acusado que durante dicho régimen, el Senado fue un órgano “aristocratizante y elitista”. Fue Don Francisco Zarco, quien influyó notablemente en los debates constitucionales de 1856-1857 para eliminar a esta importante institución republicana.

En 1874, siendo presidente de México Don Sebastián Lerdo de Tejada, el Senado de la República  se reinstitucionaliza en nuestro régimen constitucional.

En la Constitución vigente de 1917, se confirma su institucionalización. Hoy tiene muy importantes atribuciones. Algunas son compartidas con la Cámara de Diputados, como parte de lo que es el Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos. A estas les podemos llamar facultades o atribuciones comunes.

Las facultades comunes para ambas cámaras, que en conjunto se le conoce como Congreso de la Unión o Poder Legislativo, se hallan establecidas en el artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con 51 fracciones.

En lo que respecta de modo particular a la Cámara de Senadores, sus atribuciones exclusivas se hallan establecidas en el artículo 76 de la misma Carta Magna. Las reglas de organización y funcionamiento se encuentran establecidas tanto en la Ley del Congreso General de los estados Unidos Mexicanos, como en el Reglamento Interior del Senado de la República.

Todo lo anterior me permitió estudiarlo, a raíz de que la próxima semana iremos precisamente al Senado de la República los integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Sinaloense (PAS), acompañados de algunos amigos de Sinaloa, a presentar una iniciativa ciudadana con proyecto de decreto de reformas y adiciones a la Constitución Federal, para instituir en México la segunda vuelta electoral y la revocación de mandato, avalada con la firma autógrafa de alrededor de 200 mil ciudadanos sinaloenses de los 18 municipios que confiaron en el PAS, al acudir a las mesas receptoras que instalamos a lo largo y ancho de Sinaloa,  así como a las visitas de cientos de militantes que hicieron también a los hogares de los ciudadanos para su opinión, a quienes por este medio les reiteramos nuestro más profundo y sincero agradecimiento por su confianza y apoyo brindado a nuestro Partido Sinaloense; confianza y apoyo que jamás defraudaremos, como lo han visto en los hechos con la productiva labor legislativa y de gestión, en favor de las mejores causas del pueblo de Sinaloa, para quienes trabajamos incansablemente y con mucho gusto los 365 días del año.

Destacando, además, que con ello rebasamos con creces el 0.13 por ciento que exige la norma constitucional en su artículo 71, fracción IV para presentar ante el órgano legislativo federal una iniciativa ciudadana, no obstante de que nuestra entidad sólo tiene alrededor del 2.46% de la población nacional, la totalidad de las firmas aportadas son únicamente ciudadanos sinaloenses.

¡Que pasen un excelente fin de semana en compañía de su apreciable familia

 

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