Comentario

PRESIDENCIA, SÍ; LEGISLADORES, NO

Jorge Meléndez Preciado

                 

En un encuentro con empresarios, Enrique Peña Nieto  dijo que no hubo penal, recordando el caso  del delantero de Holanda, Arjen  Robben. El asunto no venía a cuento, pero era importante en términos políticos hacerse el nacionalista máximo, por aquello que si no doy resultados cuando menos tengo que aparentar defender al  país.                 

Mientras se discutían las reformas energéticas, Peña Nieto recibió en Palacio Nacional a los que usan frecuentemente la camiseta verde, y Miguel “El Piojo” Herrera dijo también que la pena máxima contra nosotros fue inventada. La ceremonia, por cierto, fue transmitida para que cientos de miles  vieran la relación estrecha entre los que juegan para un equipo donde Televisa es la que decide, aunque muchas veces se le llame la selección nacional.          

Mientras estuvimos  en la competencia, se procesaron las leyes de telecomunicaciones. En las mismas, no hubo una participación activa ni de los priistas ni de la mayoría de los panistas. Incluso algunos perredistas dieron su brazo a torcer sin mayores reclamos. Por eso tiene razón el senador Javier Corral quien afirma: el ejecutivo salió a comprar barato con Javier Lozano, un pripanista (por sus antecedentes), y lo mismo hizo con Miguel Barbosa, ese indefinido personaje del sol azteca (Sin Embargo, 15 de julio).                 

No hay que olvidar que debido a Jesús Zambrano, los perredistas votaron en contra de lo pactado por casi todos con presidencia de la República. Y es que el consejero jurídico, Humberto Castillejos, fue el que llevó a cabo las negociaciones, muchas de ellas favorables a Televisa, entre otras que la preponderancia haya sido por sector y no por servicios y  que la compañía de Azcárraga pueda seguir comprando señales  de paga.

Claro, hay un listado mayor en ese terreno de la telecomunicación que fue contrario al interés público: la censura en manos de Gobernación, el que no exista derecho de las audiencias, igualmente que esté ausente la  réplica, que la producción independiente quede realmente fuera,  el casi nulo apoyo a los medios comunitarios y sociales y varias cuestiones más.

Pero todo ello no importó a los senadores y luego a  los diputados ya que actuaron como en  tiempos remotos, en los que el presidente de la República era omnipotente y no había que molestarlo para que apoyara, más adelante,  la carrera política de varios. Tanto así que ahora se habla de la posibilidad que Silvano Aureoles, del PRD, pueda obtener la gubernatura de Michoacán, ya que es  un “buen muchacho”, cercano a Manlio Fabio Beltrones. Aunque varios articulistas  dicen  que en realidad es el  mozo de estoques del sonorense.

Una cuestión que  los rebeldes de algunos partidos impugnaron fue la inexistencia  del debate  en comisiones y el pleno. Ello así debido a que no importaba discutir sino imponer y también a que la ausencia de quienes tienen herramientas  para la  elaboración teórica es muy evidente. Tanto que muchos únicamente repitieron un discurso,  más aburrido que las viejas telenovelas.

En  lo que  está sucediendo con las leyes energéticas, hay mucho de parecido. Las reformas vienen de  Los Pinos y los legisladores son auténticos soldados que no pestañean siquiera ante la serie de aberraciones existentes.

Varias de ellas son: las tierras que posiblemente tengan petróleo serán prácticamente expropiadas,  entrarán las gasolineras que deseen y   no importa la degradación que se provoque en la naturaleza, siempre y cuando alguien tenga interés en obtener hidrocarburos.

Ante ese panorama, la bancada en el Senado del PRD se ausentó, y la del PAN, dudó, trastabilló pero finalmente se hermanó, una vez más, con el partido que considera de dientes para afuera, un corrupto: El PRI

La actitud de los senadores David Penchyna y Raúl Gracia, encargados de las comisiones más importantes, ha sido el de ignorar cualquier reclamo, avanzar como si estuvieran en un campo de guerra y se debiera arrasar al enemigo y poner oídos sordos a toda consideración, no obstante que sea mínimamente razonable. Penchyna, incluso, estalla en exabruptos cada vez que se le contradice.

Estamos, pues, ante una situación que entrega las telecomunicaciones a los gigantes- entre ellos a Slim a quien no pudieron vencer-, y a la inversión extranjera en las cuestiones energéticas. Es decir, la abdicación total a ser estado ante empresas que tienen como único objetivo saquear con furor.

Mientras continuamos buscando justificaciones para nuestro fracaso en Brasil y consolándonos en lugar de ver cómo resolver los problemas de México,  la vieja política de imposición y nulificación del contrario regresa  en tiempos convulsos.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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