José Antonio Figueroa lee

Desde la Ciudad Capital. Es Ciudad Historia. Un contexto colonial, bellísimo. Su Plaza Monumental, el Zócalo. Sede de conmemoraciones oficiales de especial significado. Asiento de las más expresivas quejas y movimientos sociales. Su Palacio Nacional, de belleza arquitectónica colonial, atrae la atención de propios y turistas. Ahí despacha oficialmente, el presidente de los mexicanos.

Resalta en el paisaje colonial digno de apreciarse, su centenaria Catedral. Conjunto inmobiliario levantado sobre el México Azteca conquistado. Quizás en ello, la intención de ocultar borrar los oprobios que son toda conquista, directa o no, de apoderarse de las riquezas, como hoy, de un pueblo por otro.

Una Nueva España se dijo, surge. Una conquista que se apodera de mujeres, de hombres, de tierras y todo lo que había en ellas. Un Mundo nuevo germina, con los genes que sacuden hoy a la realeza española, mestizados con los nuestros, a la vista de esas inmutables edificaciones testigos de esos hechos que no olvidan, el universo indígena con su cultura y civilización, pletórica de vida y de color, en aquel pretérito, que yace en sus cimientos.

Desde la Monumental Asta, donde se bambolea con Señorío Nuestra Bandera Nacional, se ven llegar personajes, uno a uno, a veces en grupo, a una de las puertas principales de Palacio Nacional. Por los vestidos, fragancias, vehículos, número de ayudantes y guardaespaldas, se van suponiendo las jerarquías de las personalidades, buen número de ellas, de frente extensa. Un contexto contrastante, con la vida cotidiana de las grandes mayorías de mexicanos.

Es el miércoles próximo pasado, 25 de Junio. El patio de Honor de Palacio Nacional, engalanado. Un evento de protocolo tal, que lleva mensaje nacional. Se extiende, más allá de nuestras fronteras. Llega vía medios de información también globalizados, o en el devenir de la vida diplomática, a la comunidad internacional. Es la presentación del Programa Nacional de Derechos Humanos 2014-2018.

Sendas sentencias de condena contra el estado mexicano por violación a derechos humanos, especialmente de la Corte Interamericana, no atendidas por anteriores administraciones federales, obligan al cambio. Es el programa, que con vehemencia expone el Ejecutivo Federal, que atiende las recomendaciones internacionales. Pretende, no solo prevenir violaciones a los derechos humanos, pan de mal sabor de todos los días, sino procura el respeto a los derechos fundamentales, de los que piden que el baño de sangre ya termine, sea realidad. El objeto, esculpir la nueva imagen de México. Una meta más, del que ha resultado ser un peregrino incansable, llevando el evangelio del México Nuevo.

Se escuchó en la voz del presidente Enrique Peña Nieto: “El gobierno de la República ampliará y fortalecerá la capacitación de los servidores públicos y en cada secretaría de Estado, se deberán fortalecer los mecanismos internos de evaluación y adoptar disposiciones reglamentarias, para prevenir violaciones a los derechos humanos. Este programa se distingue por tener una visión nacional que coloca a los derechos humanos, en el centro de las acciones del gobierno. Se combatirán prácticas violatorias de la ley, como las desapariciones y la trata de personas. Se reforzarán los instrumentos para prevenir y evitar cualquier práctica como la tortura”.. Varios de los ahí presentes, dibujaron una sonrisa.

No la tiene fácil el Hombre de Atlacomulco de Fabela. Ombudsman, es un término sueco. Significa, el defensor del pueblo. Su función esencial, en México y en todo el mundo, garantizar los derechos y libertades de los habitantes ante abusos y excesos, de los poderes públicos. La Interpretación Conforme, el principio Pro Homine, de aplicación de oficio, revoluciona el estado tan deplorable de nuestra vida jurídica y la calidad del valor Justicia. La legitimación democrática del Defensor del Pueblo, hoy, es indudable.

El paso del surrealismo de los discursos oficiales, a la realidad que la nación sufre, provoca que el que tiene esperanza, empiece a perderla. La población enfrenta un escenario distinto. El delito por sí solo, no disminuye. La información, debería al menos de ir acompañada del comportamiento de las variables, que hacen que la actividad criminal, que acompaña a la humanidad desde que la humanidad registra su historia, aumente o disminuya.

El patético porcentaje de efectividad de 100 delitos cometidos, cinco tienen sentencia condenatoria, sigue ahí. El nuevo sistema de justicia penal, en las condiciones que se ha estructurado, con la misma calidad de los mismos operadores, habrá de mantener las mismas condiciones de más de lo mismo. Mientras el capitalismo en su proceso de la libre competencia al monopolio del imperialismo moderno, mantiene nuestro subdesarrollo y dependencia, creando conflictos entre los derechos humanos y los problemas recientes de adicciones y drogas, en su tráfico y consumo en Asia, Europa y Norteamérica. Lo dicho. No la tiene fácil.

CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS QUE

Título Primero

Capítulo I

De los Derechos Humanos y sus Garantías

Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.

Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.

Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes.

Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Artículo 13. Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales. Ninguna persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más emolumentos que los que sean compensación de servicios públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para los delitos y faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún caso y por ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese complicado un paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda.

Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento.

Artículo 21. La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, las cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el ejercicio de esta función.